lunes, 16 de febrero de 2009

Un escondite.



Cierro con llave
la puerta del baño
y me quedo sola.
Como exiliada del mundo
desde acá.
Escucho aviones bombardeando la ciudad
y en la bañera hago mi trinchera y me
pongo a espiar
nadie pude entrar
ni los enemigos
ni el miedo.

4 caidas:

Anónimo dijo...

Gracias por la visita, pero...
como es posible que te duela mi nombre?

Me gusta el escondite, todos tenemos uno.

Saludos,

caxigalina dijo...

¿Y si nadie puede entrar, se puede salir? al final, siempre se sale, besines

Anónimo dijo...

sobre fronteras inútiles:

...
no el amor
no

no
(sí?)

Julián Sick dijo...

El escondite, para los druidas del norte de Austria, no era otra cosa que una manifestación subnormal de las innecesarias metamorfosis lúdicas del ingenio ocre. Empero hoy día con los nuevos baños maniatados de interminables sabores, a la corta y a la larga, le fueron creciendo como peldaños aritméticos a toda una generación de shampoo y estadísticas virtual. ¿Eh?